Queridos amigos,
Hoy quiero compartir el ensayo final de una de las alumnas del Diplomado universitario Montessori, Judy María Martínez Armijos, que trabaja en la escuela Preciosos Momentos de Ecuador.
Aquí puedes leer sus palabras!
Desde el año 2020 he tenido la oportunidad de trabajar en una escuela que aplica la pedagogía Montessori, con niños de 4, 5 y 6 años. Esta experiencia ha transformado profundamente mi forma de comprender la educación y de ver al niño como un ser capaz de aprender a su propio ritmo.
Durante este tiempo también he acompañado a cinco niños con necesidades educativas, lo que me ha permitido valorar aún más la riqueza de un método que se adapta a cada individuo y respeta su proceso único de desarrollo.
Las aulas en las que trabajo miden aproximadamente 8 metros y están diseñadas bajo los principios de la metodología Montessori. Cada guía, incluyéndome, trabaja diariamente con las diferentes áreas de aprendizaje, lo que ofrece a los niños una experiencia completa y variada.
Sin embargo, reconozco que aun tenemos desafíos: materiales, enriquecer las propuestas de aprendizaje y realizar observaciones mas sistemáticas. Estas áreas de mejora son también una oportunidad para crecer como equipo y fortalecer la implementación de la filosofía Montessori en nuestra escuela.
Uno de los aspectos que más me impacta es el ambiente preparado, uno de los tres pilares fundamentales de la pedagogía Montessori. Me ha gustado especialmente por que he comprobado como un espacio ordenado, estético, accesible y diseñado con intención pedagógica genera en los niños seguridad, confianza y autonomía. El ambiente se convierte en un “maestro silencioso” que guía al niño hacia la concentración, la autodisciplina y el amor por el aprendizaje.
Esta idea me abrió los ojos a la importancia de que cada detalle del aula tenga un propósito, desde la ubicación de los materiales hasta el clima de respeto y calma que se respira en el espacio.
En mi experiencia, las familias también han mostrado una gran satisfacción con esta metodología. Ven cómo sus hijos disfrutan de lo que aprenden, se motivan a explorar, son mas responsables y poco a poco desarrollan independencia. Su apoyo y confianza nos motivan a seguir mejorando día a día en nuestra practica educativa.
Finalmente, debo reconocer que la formación en el Diplomado Montessori me ha permitido comprender que la educación no se trata de imponer, sino de acompañar. Descubrí un mundo donde los materiales científicos permiten a los niños aprender a través de la experiencia directa, disfrutando de lo que hacen y logrando un aprendizaje profundo y duradero.
Esta manera de educar me ha transformado como guía y me ha enseñado que cada niño, cuando se le da un ambiente preparado y se confía en él, tiene la capacidad de desplegar todo su potencial.
En conclusión, trabajar con la pedagogía Montessori en mi escuela desde el 2020 ha sido una experiencia enriquecedora y reveladora. A pesar de los retos que aun tenemos por delante, puedo afirmar que este camino educativo es respetuoso, humano y lleno de sentido. Estoy convencida de que seguir fortaleciendo la práctica Montessori permitirá que más niños crezcan en libertad, responsabilidad y alegría por aprender.
Unidad Educativa Particular “Preciosos Momentos” en Machala – El Oro – Ecuador.
Judy María Martínez Armijos
Me encantará leerte en comentarios, y espero de corazón que este artículo te ayude y te aporte conocimiento y reflexión.
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