¡Muy buenas queridos amigos!

Confieso que no quería ir a ver la película que tanto movimiento está generando. La sola idea de la imagen que da la muñeca de mujer perfecta y la gran campaña de marketing de Mattel que hay detrás ya me quitaban un poco las ganas, pero mi hija de 13 quería verla. Como además, de una manera u otra es tema de conversación entre adolescentes. allá que me fui con ella y en el último momento se apuntó también mi hijo de 7.

Aquí te dejo mis reflexiones, y cuidadín que hay spoilers, así que avisados estáis jejeje.

Reflexiones sobre la película Barbie

La película Barbie ha llegado a España en julio de 2023. Está dirigida por Greta Gerwig (al frente de films como Lady Bird o Mujercitas) y protagonizada por Margot Robbie y Ryan Gosling.

Como decía al principio, no cabe dudas de que es un gran lavado de cara de la marca creadora de la muñeca. Se le atribuye la responsabilidad de perpetuar estereotipos de género: una representación de un cuerpo “perfecto” extremadamente delgado, con serias dudas de que pudiera caminar si fuera de verdad, una melena rubia preciosa, pies siempre alzados en enormes tacones, vestidos de tops y minifaldas, maquillaje para ensalzar un rostro también perfecto y sonriente…

Lo que si es cierto es que tal y como explica Rhea Ashley Hoskin, socióloga e investigadora en género y feminidad (Universidad de Waterloo, Canadá), “Barbie fue una de las primeras muñecas, si no la primera, cuyo objetivo no era socializar a las niñas para que fueran madres”. Esto sí es muy interesante y así pide justicia la marca nada más comenzar la película haciendo un símil perfecto con 2001 Una odisea en el espacio, tal y como se puede ver en este vídeo. Sin embargo, no olvidemos que aunque Barbie no fuera una muñeca pensada para que las niñas jugaran a maternar con el resto sí que estaba Ken por ahí como complemento perfecto, y Barbie quería gustarle…

Enlace para ver el teaser en inglés

¿Cuál es el mensaje principal que pretende transmitir?

La película no está dirigida a niños, ya que conecta con la generación que jugó con la muñeca y que ahora tenemos unos 30 o 40 años. Incluye numerosos guiños a otras películas y lo que pretende ser una crítica al patriarcado y sátira social, pero hecha desde el propio sistema. Así, algo que podía haber sido tremendamente interesante para abrir debate teniendo en cuenta los miles de personas que está arrastrando a las taquillas, al final se queda en eso: meras intenciones o ciertamente un purple washing muy bien pensado (para los marketers es un gran ejemplo de rebranding estupendamente articulado).

No quiero quitar mérito a todo lo que es la escenografía, recreando a la perfección un mundo perfecto de fantasía, que desde luego no habrá sido nada fácil. Todas las que hemos jugado con las muñecas Barbie sentimos cierta conexión con nuestra infancia al recordar ese mundo que desde luego está mostrado de maravilla. Incluso tiene momentos muy cómicos como cuando se menciona que casi todas tuvimos tentación alguna vez de cortarles el flequillo a ver qué pasaba. Luego nos dejaban de gustar porque se quedaba terriblemente hacia arriba sin poder peinarse y entonces ya no las queríamos o les hacíamos trastadas (esto está muy bien representado por la “Barbie rara”).

Sin embargo, todo empieza a torcerse cuando la Barbie Estereotípica encarnada por la bellísima Margot Robbie (que ya tiene también su propia muñeca a su imagen y semejanza) empieza a ponerse triste. Llega un día en el que se levanta y sus talones bajan al suelo quedándose planos (los de las muñecas siempre tenían la postura de llevar tacones). Tampoco su peinado está perfecto y en su muslo ve lo que parece ser una incipiente celulitis.

(En 2015 los fabricantes presentaron por primera vez un modelo con tobillo regulable).

Aquí la parte que debería servir para reflexionar…

A partir de ahí la película da un giro en el que la muñeca perfecta, aconsejada por la Barbie Rara, tiene que ir al mundo real para ver lo que está pasando y tratar de arreglarlo.

En ese momento Ken suplica acompañarla, ya que la razón de su existencia es su admiración por la muñeca perfecta. No en vano se resume en el eslogan de la película (“él solo es Ken“). Allí “descubre” lo que es el patriarcado, y pretende llevárselo a Barbieland en un tono completamente exagerado e irreal.

Es aquí cuando la película pierde una gran oportunidad para explicar a las nuevas generaciones qué es realmente el patriarcado y que el feminismo no es desprestigiar a los hombres ni perpetuar la lucha entre sexos.

Mis hijos no entendieron estos supuestos mensajes (el pequeño me preguntó “Mamá, ¿porqué todos los Kens son tontos?”). Es cierto que luego yo traté de aprovechar estos intentos de abrir enormes melones para tratar de abrir debate y reflexión. No obstante, dudo que esto sea lo que se pretenda o se llegue a hacer (ojalá, toda invitación a pensar es bienvenida).

Algunos guiños interesantes

La película trata de reflejar las ideas de autodeterminación y búsqueda de identidad, mostrando la disonancia entre lo que somos y lo que se espera de nosotros y defendiendo que no hay una manera correcta de ser quienes queramos ser. Esto se representa cuando Barbie Esteorotípica desea finalmente ser humana, con todo lo que conlleva salir de su mundo de fantasía rosa.

Es una especie de analogía con la idea de “salir de Matrix”, y así se muestra cuando tiene que elegir entre zapato plano o zapato de tacón (como si fuesen la pastilla roja y la pastilla azul). Además, hacia el final de la película aparece Ruth Handler (la creadora) representado una mezcla entre Morfeo y el Oráculo, quien le anima a cambiar su identidad si lo desea.

Por tanto tenemos también un subtexto trans que se lee en varias ocasiones. No debemos olvidar que Barbie fue una muñeca que cautivó a todos los niños y niñas que se mostraban atraídos por lo femenino. Es interesante darse cuenta del mero hecho de que Barbie y Ken tienen género antes que genitales (al final de la película cuando Barbie pasa al mundo real va al ginecólogo), de cómo se refleja la construcción de la feminidad y la masculinidad y algunas voces comentan que trata de reflejar aunque de forma enormemente simplificada lo que puede sentir una persona que transiciona.

¿Y qué representa el personaje de Allan?

Durante la película se muestran varias muñecas que no tuvieron éxito o que por una u otra razón (el patriarcado, la sociedad, Mattel…). Modelos como por ejemplo la Barbie en silla de ruedas, la curvy la multicolor o la embarazada, que fue descatalogada (no olvidemos que las madres somos el odio del patriarcado).

Y se rescata con especial importancia la figura de Allan, el muñeco que salió al mercado en 1964 como mejor amigo de Ken y pareja de Midge, mejor amiga de Barbie. Ésta también fue retirada por acusaciones de promover el embarazo adolescente.

Allan es una representación de aquellos estereotipos que no encajan en el patriarcado, esos hombres necesarios que son conscientes de la realidad y que muestran discrepancia a nuestra sociedad patriarcal y heteronormativa. Aquellos hombres que incluso van más allá y comparten, entienden, aprenden y aportan a la verdadera causa feminista.

El discurso feminista principal

La película expone las incoherencias del patriarcado, que tiene una serie de expectativas sobre la feminidad que son completamente contradictorias. Por ejemplo, podemos ver que: las mujeres tenemos que ser modestas pero no tanto. Debemos ser sexualmente activas pero dentro de unos límites establecidos. Nos vemos obligadas a ser capaces de ser perfectas pero nunca superiores a los hombres, viendo a las otras mujeres como enemigas… Tal y como explica la socióloga Rhea Ashley Hoskin (mencionada anteriormente) “Barbie es un lienzo en blanco en el que se proyecta la femmefobia y el sexismo.”

Una vez que se inicia una revolución en Barbieland, podemos escuchar un interesante monólogo de America Ferrera. En él enumera las exigencias múltiples que se hacen sobre las mujeres, lo que hace “despertar” a las Barbies obnubiladas por los Kens.

Si todo esto sirve de material de debate para los profesores de secundaria, bienvenido sea. Más abajo lo dejo para poder utilizarlo como herramienta educativa.

Discurso central feminista

Es literalmente imposible ser mujer. Eres tan guapa, tan inteligente y me mata que creas que no eres lo suficientemente buena. Siempre tenemos que ser extraordinarias, pero nunca lo hacemos bien.

Tienes que estar delgada, pero no demasiado. Y ni se te ocurra decir que quieres estar delgada. Tienes que decir que quieres estar en forma, pero al mismo tiempo tienes que estar delgada. Tienes que tener dinero, pero no puedes hablar de dinero, es vulgar. Tienes que ser jefa, pero no puedes ser mezquina. Tienes que liderar, pero no puedes aplastar las ideas de los demás.

Se supone que te tiene que encantar ser madre, pero no hables de tus hijos todo el tiempo. Tienes que labrarte una carrera, pero también estar siempre pendiente de los demás. Tienes que responder por el mal comportamiento de los hombres, lo cual es una locura, pero si lo denuncias, te acusan de quejarte. Tienes que estar guapa para los hombres, pero no tanto como para ser una tentación o una amenaza para otras mujeres, porque tienes que tener sororidad. Pero intenta destacar y estar siempre agradecida. Pero nunca olvides que el sistema es injusto. Así que encuentra la manera de reconocerlo pero también de estar siempre agradecida.

No envejezcas, no seas grosera, no presumas, no seas egoísta, no te caigas, no fracases, no muestres miedo, no te salgas nunca de los límites. ¡Es demasiado difícil! Es demasiado contradictorio y nadie te da una medalla ni te da las gracias. Y resulta que, de hecho, no sólo lo estás haciendo todo mal, sino que además todo es culpa tuya.

Estoy tan cansada de verme a mí misma y a todas las demás mujeres hacer malabares para caerle bien a la gente. Y si todo eso vale también para una muñeca que sólo representa a las mujeres, entonces yo ya no sé”.

Y tú, ¿has visto la película?

Me encantará que me cuentes tu opinión en comentarios.. ¡abramos debate!

Firma de Miriam Escacena, de Tu Guía Montessori, para cerrar las entradas del blog.

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