Hoy  vengo a hablarte de este espectacular vídeo que he descubierto gracias a la formación que estoy realizando para convertirme en guía Montessori.

En este nuevo resto estamos aprendiendo muchísimas cosas acerca del mundo del niño, comenzando desde la vida prenatal y las emociones que siente el bebé dentro del útero, y esta semana nos proponían la tarea de ver el parto de una elefanta, a través de este vídeo que pudo grabar un periodista en el Safari Park Taro de Bali, en Septiembre de 2009.

El elefante es el más grande de todos los mamíferos terrestres, y tiene también el periodo de gestación más largo: nada más y nada menos que 22 meses. Cuando nace la cría pesa ya más de 100 kg, y en seguida se pone de pie par andar.. ¡espectacular! Si tienes seis minutos te invito a que lo veas y te maravilles, emociones e incluso llores, al contemplar lo increíble de la naturaleza.

Elephant Birth

¿Por qué este vídeo puede ayudarte a entender muchas cosas de tu bebé?

Tener la oportunidad de ver este nacimiento te hace reflexionar en lo diferente que es el ser humano del resto de los animales.

Puede verse como todo sucede de manera muy natural generalmente en la noche, cuando la madre se aparta de la manada para tener más intimidad y tranquilidad, a veces acompañada por una o dos hembras de la manada que hacen la labor de “parteras” ayudando en el proceso cuando es necesario, vigilando lElefantaa seguridad del entorno y acompañando emocionalmente a la madre en los momentos más difíciles. El proceso completo puede llegar a durar hasta dos días desde que se producen las primeras contracciones, aunque la fase del expulsivo parece muy rápida, (unos 15 minutos). El parto se produce en penumbra, soledad y silencio. La hembra no emite sonidos de queja e incluso su expresión podría decirse que es de felicidad e incluso placer.

En el momento del parto la madre no se recuesta, (como sí hacen otros mamíferos), si no que permanece de pie en sus cuatro patas haciendo ligeros movimientos laterales que imagino que la ayudan a aliviar las contracciones y a que la cría descienda por el canal del parto adecuadamente. Primero se observa como comienza a aparecer la bolsa amniótica, y poco después cae la cría de forma repentina, con la cabeza hacia delante, siendo un momento muy impactante. Esta caída tan fuerte hace que se rompa el cordón umbilical y ayuda al desprendimiento de la placenta.

En los primeros momentos se observa a la cría completamente inmóvil, no muestra signos de vida y esto hace que la madre se preocupe y trate de “reanimarla”. Para ello, la trata de mover con su trompa, llegando a golpearla en algunas ocasiones, y trata también de liberar sus vías respiratorias. Son unos momentos angustiantes hasta que por fin vemos como la cría comienza a respirar.

Una vez que comprueba que el recién nacido está bien, la madre, mucho más tranquila, reconoce a su cría a través del olfato y le anima a ponerse de pie y a dar sus primeros pasos para volver a la manada, como si nada hubiera sucedido.

 

Los bebés humanos nacemos prematuros

El ser humano es la especie más evolucionada. El desarrollo de nuestro cerebro, , requiere un tamaño de cráneo muy grande, pero ha de pasar por el canal del parto.. Esto es lo que se conoce con el nombre de “dilema obstétrico”.

Dilema obstétrico

La relación entre la cabeza del bebé y el correspondiente canal de parto impide un crecimiento intrauterino mayor, y esto se debe a dos hechos:

1.- Bipedestación: el caminar erguidos exige un estrechamiento de la pelvis y las caderas.

2.- El mayor desarrollo del cerebro necesita un mayor tamaño de cráneo para albergarlo.

dilema obstétrico y evolución

La evolución solucionó este problema provocando un “parto prematuro” del bebé humano, necesitando un fuerte vínculo posterior al mismo y unos cuidados extremos.

El bebé humano nace cuando su cerebro se ha desarrollado alrededor de un 25%, (son los más desvalidos si los comparamos con las crías de cualquier otra especie) y debe continuar este desarrollo fuera del útero, lo que hace al bebé un ser completamente dependiente de los cuidados de sus progenitores, especialmente su madre.

Tal  como dice el antropólogo y humanista Ashley Montagu en su libro Growing Young: “Si los bebés se quedaran en el útero durante un período más extenso de tiempo y su cerebro siguiera creciendo al ritmo que crece, la cabeza sería demasiado grande para pasar por el canal vaginal y pondría en peligro la propia vida del bebé, la vida de la madre, y la de toda la especie humana, por así decirlo. Así, a pesar de que el bebé no ha madurado suficientemente, nace.”

canguroEl bebé necesita completar su desarrollo fuera del útero durante el periodo de extereogestación. Así como las crías de canguro permanecen en la bolsa de su madre hasta completar el periodo de gestación exterior, de la misma forma, los bebés necesitan ser mantenidos cerca del cuerpo de sus madres después del nacimiento.

Esto a priori podría parecer una desventaja, pero tal y como dice Silvana Quattorcchi en su libro “Un ser humano” es en realidad una gran oportunidad, ya que de este modo el bebé es capaz de participar en el ambiente desde los brazos de su madre, recibiendo los estímulos necesarios para desarrollar todo su potencial.

Únicamente los seres humanos son capaces de caminar sobre dos pies y articular el lenguaje, y estas dos características sólo se adquieren experimentándolas directamente y aprendiéndolas de los semejantes.

Por tanto, la gestación exterior es completamente necesaria, y no es sólo una cuestión sentimental, sino una cuestión con un impacto profundo en el desarrollo físico, emocional y psicológico del niño.

9 meses dentro + nueve meses fuera

La gestación ideal para un ser humano recién nacido se completaría hasta cuando fuese capaz de escapar de un peligro por sus propios medios.

Esto se produce cuando el bebé comienza la  locomoción cuadrúpeda (el gateo),  y esto se alcanza como media a los 9 meses de nacer, es como un “segundo embarazo”.

gabeto

Curiosamente, ambos periodos tienen de media exactamente la misma duración:

  • Gestación interior: 266,5 días, (desde la concepción hasta el nacimiento).
  • Gestación exterior: 266,5 días, (desde el nacimiento hasta el gateo).

 

Nils Bergman 2Tal y como señala Nils Bergman, famoso neonatólogo de Ciudad del Cabo, (Sudáfrica) y una de las figuras más relevantes en el campo de los cuidados madre canguro, “cuando el bebé nace, reclama su nuevo hábitat, que no es otro que el regazo de su madre, quien le provee protección, nutrición y estímulo”.

Madre y bebé están fuertemente predispuestos a estar unidos.

Cuando el bebé nace tiene enormes retos que aprender:

  • usar su sistema nervioso para comprender el espacio y su relación con él
  • respirar por sí mismo para hacer circular el oxígeno y nutrientes a todo su cuerpo
  • comer, digerir y eliminar residuos…

El bebé no puede regular la temperatura de su cuerpo. Necesita a su madre para que le proporcione calor y alimento: la relación simbiótica entre madre y bebé se hace aún más intensa después del nacimiento. La presencia física de la madre ayuda al bebé a regular su respiración, sus ritmos de sueño, la función cardiovascular, la función inmune y los niveles hormonales. El contacto y el cariño son necesidades tan básicas como el comer o el dormir.

diada madre bebe

Hoy en día sabemos que el ser humano tiene 1000 días únicos e irrecuperables  para formar su estructura cerebral, crear sus neuronas y sus sinapsis (hasta 1 millón por minuto durante el primer año de vida). Este periodo comprende el embarazo y los primeros dos años.

Durante este tiempo es el olor, el contacto, la mirada y la voz de su madre, lo único capaz de sacar el máximo partido a su desarrollo. Desde su “nuevo habitat puede seguir madurando hasta poder regularse solo, relacionarse solo, alimentarse solo, desplazarse solo….

Conocer todas estas cosas nos hacen darnos cuenta de que la naturaleza es maravillosa y en realidad lo tiene todo calculado hasta el más mínimo detalle, y que debemos dejarnos llevar por nuestro instinto y no ceder a los consejos que desgraciadamente solemos escuchar del tipo “no le cojas, que se acostumbra“, ya que sería lo mismo que decir que no debemos alimentar a nuestros hijos, porque corren también el riesgo de “acostumbrarse”.

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