Si sigues mi trabajo desde hace tiempo sabrás que aunque actualmente me dedico a trabajar por y para la infancia a través de la educación yo estudié una ingeniería y trabajé durante casi quince años en empresas multinacionales de diferentes sectores.

Mi primer trabajo fue para el cohete Ariane, un proyecto liderado por la ESA (European Spatial Agency), me hacía una ilusión inmensa que yo pudiera contribuir mínimamente en algo tan grande y asombroso.. Recuerdo que cuando había lanzamientos me quedaba por la noche a ver las retransmisiones en directo..

Estudié ingeniería industrial con especialidad en mecánica, por lo que podéis imaginaros que la mayoría de compañeros que tuve en la Universidad eran chicos que se pasaban todo el día hablando de coches y motores.

Yo me integré bien, ya que la física siempre me apasionó y me había sacado el carné de conducir nada más cumplir la mayoría de edad, y luego incluso tuve la oportunidad de trabajar en la fábrica de PSA Peugeot-Citroën de Madrid. Estaba como jefa de línea en producción (la única mujer) y teníamos que ensamblar 307 vehículos cada turno de ocho horas, ¡el ritmo era impresionante!

Ahí podéis verme con tan solo veinticuatro añitos..

Después tuve la oportunidad de saltar al sector aeronáutico y estuve trabajando en AIRBUS optimizando los procesos de producción, me sorprendió mucho ver cómo se tejía la fibra de carbono de forma muy artesanal y la cantidad de mujeres que había haciéndolo con sumo cuidado.

Hace unos años decidí dar un giro de 180 grados a mi carrera profesional, me formé como Guía Montessori y ahora me dedico a impartir formación tanto a familias como a docentes, algo que me apasiona porque estoy convencida de que los primeros años de vida son claves para el desarrollo del Ser Humano. Creo que de entre todas las “pedagogías alternativas” conecté precisamente con Montessori por destacar como el método de la pedagogía científica.

En casa con mis hijos he tratado de poner mucho énfasis en una educación igualitaria y no sexista, porque creo que realmente aún nos queda mucho que avanzar y a veces perpetuamos los principios de una sociedad patriarcal desde la infancia, quizá sin darnos cuenta, quizá porque lo tenemos demasiado integrado, pero si queremos un verdadero cambio tenemos que reflexionar.

Hace unos años apoyé el proyecto GoldieBlox, ya que además hicieron una campaña que me gustó muchísimo, aquí puedes ver el vídeo:

Y hoy vengo a hablarte de otro proyecto que acabo de conocer y me ha resultado muy interesante, se trata de Escuela Junior Ingeniería, la primera escuela de ingeniería para niños y niñas de España.

Han desarrollado su propio método educativo, emotionlab, que combina las disciplinas técnicas que conocemos como STEM junto con el Arte y la Educación Emocional, (STEAM).

Ofrecen una propuesta de actividades de ingeniería para niños y niñas de entre 6 y 16 años que se reúnen una vez a la semana y trabajan por equipos en diferentes proyectos, (incluyen talleres de robótica, diseño e impresión 3D y construcción).

Sabemos que las bases del método científico son la observación y la experimentación para probar hipótesis, (lo mismo que hizo Maria Montessori cuando desarrolló su pedagogía), y por esta razón me encanta la propuesta de que los peques a partir de 8 años puedan practicar diversos experimentos científicos que les asombren y aumenten su interés por el mundo que les rodea.

La ciencia y la igualdad de género son vitales para alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible. En los últimos 15 años, la comunidad internacional ha hecho un gran esfuerzo para inspirar y promover la participación de las mujeres y las niñas en la ciencia. Sin embargo, la realidad es que aún seguimos encontrando obstáculos para desenvolvernos en este campo.

Según datos de la UNESCO (entre 2014 y 2016), solo alrededor del 30 por ciento de todas las estudiantes escogen estudios superiores dentro del campo de las ciencias, la tecnología, la ingeniería y matemáticas (STEM). La matrícula de estudiantes femeninas es particularmente baja en el campo de la tecnología de la información y las comunicaciones (TIC), con un tres por ciento; ciencias naturales, matemáticas y estadísticas, con un cinco por ciento, y en ingeniería, manufactura y construcción, con un ocho por ciento.

Los prejuicios y los estereotipos de género que se arrastran desde hace mucho tiempo continúan manteniendo a las niñas y mujeres alejadas de los sectores relacionados con la ciencia.

Esto tiene que cambiar, tiene que llegar el día en que cuando preguntemos en un colegio nombres de científicos o inventores los chicos y chicas puedan responder nombrando a mujeres y no solo a hombres, y que tengas sus referentes en ambos géneros, así que empecemos por el principio reflexionando sobre qué tipo de juguetes y actividades ofrecemos a nuestros niños y niñas.

¡Bravo por este tipo de proyectos!

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