Hola, soy Silvia Alonso y hoy vamos a hablar de otro test proyectivo: el test del árbol. 

Uno de los primeros autores que trabajaron en este test fue Charles Koch, aunque el primero que realiza un sondeo de la personalidad a través de árboles fue Emilie Jucker, pero hubo muchísimas aportaciones posteriores.

Hablaremos de las aportaciones más importantes y como se hacía inicialmente por Koch y finalmente me centraré en el desarrollo propuesto por Renée Stora que es el más utilizado actualmente y ha tomado las mejores ideas de cada autor, convirtiéndolo en un test bastante objetivo.  Incuso el nieto de María Montessori aportó en el test de esta autora. 

Empezamos hablando de la consigna de trabajo de Koch:

  • Este autor, siempre demandaba dos árboles a cada sujeto. Estos, deben elaborarse con lápiz y hojas de papel. La primera instrucción que les daba para la elaboración del primer árbol era: “Dibuja un árbol frutal; puedes utilizar toda la hoja”. 
  • Para el segundo era: “Dibuja un árbol distinto al primero. Es decir que, si la primera vez dibujaste una copa a bulto, sin ramas, que ahora las tenga”. 
  • Si las instrucciones son dadas a niños que no comprendan la expresión “árbol frutal”, es suficiente especificar “manzano” o, simplemente, “árbol”. 

Koch estableció unas pautas para la medición asegurando, en la medida de lo posible, un mejor análisis cualitativo. Así, se pueden definir relaciones, establecer porcentajes, calcular ancho y alto, etc. Según él, todo es importante. 

El examinador debe anotar absolutamente todo lo que hace el sujeto: cuánto tiempo tarda en elaborar el árbol, lo que borra, lo que pregunta… y a la hora de interpretar el test, debe tener en cuenta la manera en la que este le ha dado las instrucciones al sujeto. 

El árbol debe delimitarse en un recuadro, excluyendo las raíces, y trazar una cruz vertical donde posee el punto de intersección en el medio tronco (donde el tronco se une con la copa). Posteriormente, se trazan con líneas discontinuas las diagonales, cuyo origen se encuentra en los vértices del recuadro.  

Por otro lado, Buck (puede que os suene el nombre del anterior artículo donde hablamos del test de la casa) les dice a los sujetos que tienen que hacer tres dibujos en tres hojas en blanco en las que están impresas las palabras “casa”, “árbol” y “persona”, una en cada papel. Las instrucciones, en lo que al árbol se refiere, son las siguientes:

  • “Tome un lápiz y dibuje un árbol lo mejor que pueda. Puede dibujar cualquier árbol, como le plazca, borrar cuantas veces quiera y tomarse todo el tiempo que desee, pero el árbol debe dibujarlo lo mejor que pueda. Avíseme cuando haya terminado”.
  • Después, al igual que con el test de la casa que vimos anteriormente (si no lo habéis visto, lo podéis hacer aquí) posteriormente se realizarán muchísimas preguntas para comprender el dibujo del sujeto. 

Por último, vamos a hablar del protocolo de la autora Renèe Stora. Lo primero, os quiero invitar a que lo hagáis (como pudisteis hacer con el test de la casa) con alguna persona cercana. Siempre es algo divertido y, si lo hacéis a varias personas, podréis ver que algo tan simple como un árbol o una casa tiene gran variedad dependiendo de la persona. ¡Jamás me han dibujado dos objetos iguales!. 

Yo también lo haré y en el próximo artículo, os enseñaré los dibujos y mis reflexiones acerca de del dibujo. Vamos a ver cómo se procede a pasar este test:

  • Lo primero que realizaremos será entregar una hoja de papel en blanco Dina A-4, presentadas en sentido de la altura (vertical) y un lápiz medio con buena punta.
  • La primera indicación que realizaremos será: “Dibuje un árbol, cualquiera que sea y como le plazca, pero no un abeto”. Si el sujeto nos realiza alguna pregunta sobre el enunciado o sobre lo que puede o no hacer, lo que tenemos que hacer es volver a repetir la pregunta. No debemos dar más información para evitar condicionar al sujeto o el resultado final. 
  • Cuando terminó de elaborar el primer árbol, le pediremos que escriba el número uno en el borde superior de la hoja.  
  • Le pedimos que dé la vuelta a la hoja y le decimos: “Dibuje otro árbol, cualquiera que sea y como te plazca, pero no un abeto”. 
  • Al terminar, volveremos a pedir que escriba el número dos en el borde superior de la hoja. 
  • Le retiramos esa hoja y entregamos otra en blanco. Le indicamos: “Dibuje un árbol de fantasía, un árbol imaginario, que no exista en la realidad; dibújalo como le plazca”. Si el sujeto vuelve a hacer alguna pregunta, volvemos a repetir el enunciado anterior. 
  • Una vez ha terminado, le pedimos que anote el número 3 en la parte superior de la hoja (si no lo hace directamente él). 
  • Una vez ha terminado, le preguntamos: “¿qué hace que éste sea un árbol imaginario; qué hace que no pueda existir en la realidad?”. Anotamos lo que nos diga en nuestra hoja o cuaderno. 
  • Le volvemos a pedir que voltee la hoja y le pedimos: “Dibuje un árbol, cualquiera que sea y como le plazca, pero con los ojos cerrados”. Al terminar, escribirá el número 4. 

Es imprescindible que se anoten todas las observaciones posibles mediante el proceso, especialmente las preguntas que formula el sujeto, las vacilaciones o las quejas sobre su propio dibujo, la concentración o dispersión del sujeto, dudas, etc.

También son esenciales de las actitudes corporales o su lenguaje no verbal: continuo movimiento de los pies, mirada de ansiedad, gestos, gesticulaciones con las manos, etc. 

La primera indicación expresa: “Dibuje un árbol, cualquiera que sea y como le plazca, pero no un abeto”. La exclusión de este tipo de árbol se ha tomado por parte de múltiples autores por varios motivos: 

  1. Por evitar reproducciones o moldes aprendidos en el colegio o simplemente influenciado por la Navidad. 
  2. Porque los picos representan una agresividad que no tiene que estar relacionada con el sujeto si toma ese árbol como referencia.

La repetición del segundo árbol es también muy utilizado por varios autores. La diferencia es que está autora dice otro, por lo que el sujeto no tiene por qué repetir el que ya ha hecho pero tiene total libertad para repetirlo si quiere o tomar otro totalmente diferente.

La idea de dibujar un árbol irreal corresponde al nieto de María Montessori. Este decía: “Dibuje un árbol ilusorio, imaginario, un árbol que no exista en la realidad”. Stora lo incorporó a su técnica ya que este dibujo revela las aspiraciones insatisfechas en la realidad y muestra cómo se opera el compromiso entre ésta y el deseo. 

El cuarto árbol, que se dibuja con los ojos cerrados, se basa en el análisis de Spielrein. En él podemos ver traumas o conflictos internos infantiles que siguen afectando al día a día de la vida del sujeto.

Espero que os haya gustado este artículo y practiquéis con vuestros seres queridos. El próximo día, os muestro un ejemplo de interpretación del test. Que tengáis un día maravilloso. 

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