Miriam Escacena

TU GUÍA MONTESORI

“La  educación es la mejor herencia que podemos dejar a nuestros hijos”.

Miriam Escacena

TU GUÍA MONTESORI

“La  educación es la mejor herencia que podemos dejar a nuestros hijos”.

Aunque el sistema educativo tal y como está pensado no me gusta, tuve la gran suerte de adaptarme a él en mi infancia. Siempre fui una de esas niñas de las que dan pocos problemas: buena estudiante, autónoma, polivalente… (años después me di cuenta de que ser tan complaciente no me trajo cosas buenas en mi vida). 

Estudié una ingeniería trabajé como tal durante casi quince años. Mi primer trabajo fue para un proyecto de la Agencia Espacial Europea, ¡poder aportar en algo así y vivir lanzamientos en directo de los cohetes me parecía fascinante!

Desarrollé mi carrera profesional en un mundo en el que las mujeres nos contábamos con cuenta gotas y la brecha era más bien un abismo… Lo mismo con el famoso techo de cristal con el que te das de golpe cuando decides ser madre.

Siempre tuve claro que no quería jubilarme trabajando para otros, y a los pocos años de terminar la Universidad hice un MBA, pero en este tipo de posgrados te enseñan a ponerte traje y dirigir grandes empresas que ya funcionan; no a crear la tuya propia, eso es otra cosa totalmente distinta de la que nadie te habla, jeje.

Cuando la maternidad llegó a mi vida todo se puso patas arriba

¿Te suena? 

Junto a mi primera hija volví a nacer como mujer y empecé a replantearme muchas cosas.

Todo el mundo a mi alrededor opinaba sobre cómo debía criarla, que no la tomara en brazos para que no se acostumbrase, que mejor le diera leche artificial… En esa época me sentí tan desvalida y con tan pocos apoyos a mi alrededor que me prometí a mí misma que cuando estuviese mejor haría todo lo posible por que ninguna mujer se sintiese tan sola como me sentí yo en mi primera maternidad. 

Esa fue la razón por la que fundé una asociación de crianza, con el objetivo de crear un espacio seguro que yo nunca encontré, y por la misma época había empezado también a escribir un blog sobre todos los temas que iba aprendiendo sobre infancia, crianza con apego y educación respetuosa (hace más de 10 años apenas había movimiento en redes y las blogueras nos desahogábamos así).

“Todo lo que siempre has querido está al otro lado del miedo”

Como había probado el Baby Signs con mi hija y me pareció algo maravilloso que tenían que conocer el resto de padres del mundo mundial, me formé como instructora y comencé a dar cursos los fines de semana.

Llegó una época en la que empecé a preguntarme cómo podía ser más feliz dándome un madrugón un sábado para estar rodeada de pañales y biberones que dirigiendo una reunión ante un comité de dirección “en mi trabajo normal de ingeniera” …🤔 ¡Afortunadamente la famosa crisis económica que vivimos en España hace unos años me hizo el gran regalo de darme el empujoncito que necesitamos para salir de la famosa zona de confort (mi nombre apareció en un expediente de regulación de empleo y de ahí me fui al paro y comencé a plantearme seriamente vivir de lo que me apasiona de verdad).

En 2016 la vida me dio la oportunidad de irme a vivir a México con toda mi familia, y, lo que más me motivó a dar el paso a pesar del miedo (acababa de nacer mi segundo bebé y yo estaba en paro), fue poder ofrecer a mis hijos otro tipo de educación: allí pude terminar mi formación como Guía Montessori y ellos pudieron ir a una escuela basada en esta pedagogía.

Siempre he sido un tanto inconformista y me niego a resignarme y agachar la cabeza y aceptar que “esto es lo que hay”.

En lugar de utilizar la indemnización por mi cese laboral para pagar deudas e hipotecas decidí invertir en mi formación y apostar porque mis hijos disfrutaran de una educación respetuosa que tuviera en cuenta sus ritmos y sus necesidades, en contra de lo que se ve hoy en día, que parece que todo es una competición desde la infancia, en donde en lugar de educar se adoctrina y se cuelgan etiquetas que luego son muy difíciles de  borrar.

Disfruté de esta experiencia al 100%, pero la vida volvió a darme una sacudida en forma de terremoto que me hizo regresar antes de lo previsto a España.

Sin embargo, algo en mí había cambiado…

Del mismo modo que la oruga construye su crisálida y se convierte en una mariposa,yo también experimenté una gran transformación: tenía las ideas mucho más claras. No sabemos lo que nos queda de este viaje, así que tenemos que VIVIRLO al máximo, construir un bonito legado y dedicarnos a lo que nos apasiona y donde podemos entregar nuestro mejor talento al mundo, que en mi caso es trabajar por y para la infancia.

Por esta razón, hoy disfruto acompañando a familias y profesionales de la infancia en este fascinante viaje de transformación.

Si todo lo que te he contado te resuena y quieres dar el paso de trabajar en unas buenas bases para ofrecer a tus niños raíces para crecer y alas para volar solicita una sesión de cortesía y veremos la mejor manera en que puedo ayudarte, ya sea con asesoría personalizada o con mis programas de formación.

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Por eso hoy disfruto acompañando a familias y profesionales de la infancia en este fascinante viaje de transformación.

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